viernes, 18 de marzo de 2011

La fragua

          Normalmente, soy bastante crítica en lo que al uso de las nuevas tecnologías se refiere. Pero en la entrada de hoy voy a alejarme de mi línea habitual para rendirme ante la evidencia. Sí. Así sí. Definitivamente sí. Si las nuevas tecnologías se utilizan para favorecer la difusión de la cultura, para preservar el patrimonio y acercarlo a los ciudadanos, inevitablemente, tengo que declararme su más ferviente seguidora. Bases de datos, artículos científicos, fondos de bibliotecas y archivos... todo está en la red. Podemos acceder a ellos con un solo clic. Podemos encontrar números de revistas, consultar documentos antiguos o, incluso, hacer una visita virtual a muchos museos. Es, simplemente, fascinante.

         Al percatarme de las innumerables posibilidades que ofrecen estas herramientas, no puedo evitar acordarme de generaciones anteriores que, por desgracia, no tuvieron la opción de disfrutar de estos recursos. ¿Cuánta gente habrá habido años atrás con gran valía que, por circunstancias de la vida, no pudieron explotar todas sus capacidades? Pienso en todas esas personas que no pudieron seguir sus estudios por causas económicas y familiares, o en aquellos que, habiendo tenido esa oportunidad, decidieron seguir otro camino porque no tuvieron el suficiente interés, porque nadie se preocupó de motivarles, de despertar su curiosidad, de conocer sus inquietudes, de reforzar su autoestima, de indagar en sus cualidades, de desarrollar sus capacidades… y, ante las dudas, pensaron que era más necesario buscar un trabajo en aquellos tiempos difíciles que seguir estudiando. Nosotros, las generaciones posteriores, hemos perdido la oportunidad de conocer el legado que, quizá, hubiesen podido dejarnos; pero muchos de ellos vuelven a tener ahora la oportunidad de saber lo que en su día no pudieron aprender.

         Las nuevas tecnologías juegan un papel esencial en este proceso, acercando el conocimiento a todo tipo de público por medio de múltiples herramientas. Se pueden localizar libros y artículos a través de catálogos, consultar archivos, descargar documentos, fotografías, carteles… Para esto debería servir siempre internet, para facilitar el acceso al conocimiento y su difusión, para llevar la cultura a cada pantalla de ordenador, a cada usuario, a cada mente humana, para promover el amor al patrimonio histórico, artístico y documental. Parece una utopía, pero es una realidad: puede hacerse, lo estamos viendo. Los recursos están ahí, sólo hay que saber utilizarlos, tratar de ser creativos en su aplicación, y nos prestarán un servicio incalculable. Yo me comprometo a hacerle justicia a esas fuentes de infinito valor didáctico, me comprometo a poner todo de mi parte para no lamentar en el futuro que mis alumnos acaben siendo como esas personas que, habiendo tenido la oportunidad de estudiar, decidieron seguir otro camino porque no tuvieron el suficiente interés, porque nadie se preocupó de motivarles, de despertar su curiosidad, de conocer sus inquietudes, de reforzar su autoestima, de indagar en sus cualidades, de desarrollar sus capacidades…

El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
Horace Mann (1796-1859)



5 comentarios:

  1. Lola como siempre un articulo estupendo, sabes que te estas comprometiendo a mucho, y por ello te admiro, la tecnología esta ahi y debemos aceptarla y adaptarnos, sacarle provecho, la unica pega que te pongo es que mis articulos al lado de los tuyos son malisimos, bravo lola.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que te haya gustado la entrada y mil gracias por el halago, pero no seas tan crítico contigo mismo, que todos nos estamos currando bastante los blogs, incluido tú, por supuesto ^^

    ResponderEliminar
  3. Yo estoy con Jesús, me encantan toda stus entradas. Creo que todos al fin y al cabo tendremos que adaptarnos a las nuevas tecnologías y además lo estamos haciendo de buenas ganas, ya que estamos descubriendo herramientas muy valiosas tanto para nuestros futuros alumnos, como para nosotros mismos (ejemplo de ello la web Pares que apenas ninguno en la clase la conocíamos). Yo, al igual que tú, si estas nuevas tecnologías nos van a servir para foemntar el amor por la cultura en general, y las ciencias sociales en particular, también las defenderé y utilizaré.

    ResponderEliminar
  4. Volvemos al mismo sitio: no todo está en la red, no todo se puede enseñar con las "nuevas tecnologías" me parece un poco "sectario" que empecemos a halagar la tecnología por obra y gracia de.......
    La tecnología como "auxiliar" pero no sustitutiva de apuntes,textos impresos o incluso libros. Me resulta ......(no pongo el adjetivo) "vender" la idea de leer libros on - line o ver documentos on - line; si no se puede ir a un archivo o tener el libro, mira... pero teniendo la posibilidad de ir a un archivo para ver el documento o ir a una biblioteca a "sacar en préstamo" el libro o en un caso posible comprar en libro, no me parece buena idea la lectura on-line, pero como veo que nos vemos (uso plural de cortesía), inducidos por no se cuál motivo, a ser filotecnólogos de unas semanas a esta parte pues..... Amén (así sea); no será así por mi parte.

    ResponderEliminar
  5. Todo en su justa medida: ése es el equilibrio;abrir caminos. No siempre va a resultar fácil desplazarse a una biblioteca con cincuenta alumnos de 12 años detrás, verdad? Tampoco creo que a nadie se le ocurra poner al alcance de estas criaturas el manuscrito del Poema de Mío Cid, cierto? Muchos alumnos viven una realidad económica difícil y no pueden permitirse costearse un viaje a la Biblioteca Nacional durante un fin de semana porque ese dinero hace falta para comer. Ahí es donde las tecnologías juegan a nuestro favor, pueden ser nuestra mejor aliada. Confiemos en que la cultura, al menos a través de estos medios, siga siendo gratuita, porque considero que es un bien universal.

    ResponderEliminar