miércoles, 16 de marzo de 2011

(AN)ALFABETIZAR

         Las profundas transformaciones que ha experimentado el mundo de la información en las últimas décadas han generado un nuevo modelo de conocimiento en la sociedad actual. Ha cambiado nuestra forma de interactuar con el mundo que nos rodea, de comunicarnos, de informarnos e, incluso, de aprender. La cantidad de información a la que podemos acceder es inabarcable y, en muchas ocasiones, carecemos de las herramientas necesarias para poder asimilarla, seleccionarla y comprenderla. ¿Somos, entonces, una suerte de analfabetos digitales? ¿Dónde estriba nuestro analfabetismo?

          Muchos han sido los aspectos que se han visto perjudicados por la generalización de las nuevas tecnologías. Uno de los campos donde se evidencia esta tendencia es el propio lenguaje. Usamos códigos cada vez más ininteligibles y, contra toda norma ortográfica o gramatical, mutilamos nuestra lengua. La comunicación cara a cara se ha perdido en muchas ocasiones, ahora no quedamos con los viejos amigos para tomar un café, ¿para qué? Ya tenemos Facebook y emoticonos en el Messenger… Es una ironía que, precisamente en la era de las comunicaciones, cada vez estamos más incomunicados. Un viaje en metro o en autobús también da buena cuenta de ello, no hay más que comprobar el silencio que los inunda, ya que todo el mundo va metido en su burbuja, con la música bien alta en su mp4.

         El propio conocimiento también se ha visto modificado por las nuevas tecnologías, y no siempre de forma positiva. El acceso y la cantidad de información que disfrutamos hoy en día gracias a internet son ilimitados, lo que constituye un arma de doble filo. Nuestro conocimiento de las cosas es inmediato, las búsquedas de información son muy rápidas, fugaces, y en muchas ocasiones tienen un fuerte contenido visual. A la larga, esto ha mermado nuestra capacidad para enfrentarnos a un texto extenso de forma reflexiva. Ahora las nuevas generaciones ven un libro gordo, un “tocho”, y se asustan, no saben por dónde cogerlo. He comprobado en las prácticas que no saben, ni siquiera, manejar un índice. Para buscar algo en el libro de texto, pasan las páginas de una en una, fijándose en las fotos más que en los títulos de los epígrafes. En estos casos, ¿las tecnologías están favoreciendo la adquisición de conocimientos? Yo creo que lo que han conseguido es “parasitar” algunas capacidades de la mente humana.



          Hace unas décadas, estar alfabetizado significaba saber leer y escribir. ¿Pero qué significa hoy en día? ¿Estamos mejor alfabetizados porque sabemos manejar un ordenador? Si no sabemos expresarnos ni hacer búsquedas de información rigurosas en la red, ¿qué clase de alfabetización tenemos? Hablamos de analfabeto o incompetente digital para referirnos a aquellas personas que tienen dificultades para utilizar con destreza las nuevas tecnologías, pero, ¿no podríamos invertir los términos? ¿No será más analfabeto aquél que, por el reiterado uso de las tecnologías, se ha convertido en una persona dependiente de ellas? ¿Y aquél que ha permitido que todas sus habilidades intelectuales descansen en un ordenador? ¿O aquellas personas que no han experimentado nunca el olor de un libro antiguo? ¿Qué significa ser analfabeto en el siglo XXI?

4 comentarios:

  1. Contestando a tu pregunta, ¿quizás un autómata? Y no sólo eso: esa especie de analfabetismo radica más bien en el mal uso, deformante en muchos casos, y abuso de las tecnologías, en del desconocimiento del porqué de las cosas y en la desorientación del para qué de las mismas.

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  2. Esto ha sido un missil tomahawk en toda regla...y ¡me encanta! con gente como tu todavia hay esperanza en las escuelas, en que no se conviertan en fabricas de autómatas.

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  3. Buenas preguntas... buena reflexión. ¿Ayudan las NNTT a la alfabetización? ¿interesa hoy en día la alfabetización?

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  4. Conclusión: vivimos en la Era de la INcomunicación

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